17.10.08




No va a ser fácil. De momento, bastaría con resoplar entre tanto soplido. Hoy por hoy el crecimiento es más que un dogma económico, es la dinámica ‘natural’ de las sociedades humanas, casi un ‘a priori’ de la conciencia. De momento, bastaría con que se convirtiera en una herramienta cuya eficacia se halla en entredicho. El standstill (paralización), un concepto que evoca reminiscencias pictóricas, tiene aún una evidente dimensión utópica, pero las metas lejanas no sólo favorecen la orientación sino que ejercitan la visión a largo plazo, tan necesaria en esta civilización miope que se desorienta en cuanto piensa más allá del presente. Sin duda, todo el paisajismo romántico está imbuido de una nostalgia confesional que trata desesperadamente de encontrar dimensiones trascendentes en un mundo cada vez más inmanente, de sobrepujar los límites de nuestra conciencia mediante la visión sublime de todo aquello que escapa a lo que podemos representarnos. Pero ¿no es en el fondo nuestra ironía –que siempre se asoma al abismo del cinismo- una estratagema para ser románticos descreídos, no es la ironía una figura del lenguaje que permite afirmar lo que se está negando y así, decir lo que decir no se puede?

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