Por otra parte, la expresión ‘arte y arquitectura’ es o redundante o contradictoria. Si la arquitectura no es arte, es decir, es una competencia profesional que capacita para edificar, la expresión es contradictoria; si la arquitectura es arte, es decir, una disciplina que aborda el modo en el que la edificación afecta a la concepción simbólica del acto de habitar el territorio social, entonces la expresión es redundante.
No obstante, la diferenciación entre arte y arquitectura nos ofrece una gran ventaja operativa. Valiéndonos de las categorías de Alain Roger, cabría decir que se puede hacer paisaje ‘in visu’, a través de la mirada que le da contenido cultural al país, o ‘in situ’, mediante la intervención física en el propio territorio. La mala conciencia que padece el arte desde que Marx emplazara al intelectual comprometido a transformar el mundo en lugar de interpretarlo, nos invita a la acción ‘in visu’ en lugar de la actuación ‘in visu’, a pesar de que, históricamente y más si cabe en la actualidad, la mirada ha demostrado una proverbial capacidad para transformar lo real. Dado que la vertiente ‘arquitectónica’ de la bienal se volcará en las intervenciones ‘in situ’, sería bueno desarrollar paralelamente la confianza en los modelos menos performativos de hacer paisaje, físico y social.
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